martes, 25 de junio de 2013

En Los Mochis, bailar es un delito

“Háganle como quieran, pero si siguen con su baile nos los vamos a llevar detenidos”, fue la amenaza de un agente de la policía municipal de Ahome a un grupo de estudiantes de la Preparatoria Felipe Bachomo, de la localidad indígena de Charay, en el municipio de El Fuerte, que se encontraban haciendo una exhibición de sus cuadros de baile folclórico en el crucero del Boulevard Centenario y Antonio Rosales, en la ciudad de Los Mochis.

Cuatro policías y dos funcionarios que viajaban en una patrulla y un vehículo oficial, con el logotipo del Ayuntamiento ahomense, pretendían detener a los bailarines indicándoles que “eso es un delito”. No les importó que los jóvenes se identificaran como estudiantes y que se les explicara que se trataba de una actividad cultural con el propósito de solicitar la cooperación de los transeúntes para beneficio de la misma actividad del grupo, que ha representado a Sinaloa en eventos nacionales y que también se presenta en distintas comunidades de Sinaloa, con el único objetivo de llevar la cultura a los más pobres. Por el contrario, las credenciales que los identificaban como alumnos de una escuela del municipio de El Fuerte fueron un motivo más para la agresión. “No pueden hacer eso y menos porque no son de aquí”, les dijeron como manifiesta expresión de discriminación. Ya no se puede circular con libertad por el municipio de Ahome.

El pretexto legal fue el Bando de Policía y Gobierno, que cualquier persona puede revisar en el sitio de internet de ese Ayuntamiento y constatar que en ninguno de sus artículos menciona la realización de actividades culturales en espacios públicos como falta a este reglamento. Por el contrario, en su artículo 21 señala como valores que deben regir en la convivencia ciudadana el respeto a las garantías constitucionales, además del respeto a la vida digna; el respeto a los derechos humanos; la búsqueda de la igualdad material; la libertad; el respeto mutuo; el respeto por las diferencias y la diversidad; la solidaridad y otros, que los policías y funcionarios sí trasgreden al abusar de las personas, como en este caso.

Pareciera una queja exagerada, pues finalmente los jóvenes inteligentemente optaron por retirarse, pero es grave que en pleno siglo XXI haya autoridades que en su mente conservan resquicios de la Edad Media, que se pasen por el arco del triunfo el derecho de manifestación pública y pacífica y quieran imponer su ley con amenazas. Seguramente el alcalde Zenén Xóchihua Enciso desconoce este tipo de abusos de su policía y de sus funcionarios hacia las personas más humildes. ¿Se portarán igual con los poderosos

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