Uno de los ejes en que se
basará el gobierno de Enrique Peña Nieto es, según lo dijo en su primer
discurso como mandatario, el combate a la pobreza. “Debemos combatir la pobreza y
cerrar la brecha de desigualdad social que aún nos divide”, dijo ante
representantes de gobiernos de diversos países que acudieron a la toma de
posesión el 1 de diciembre.
El enfoque multidisciplinario que el Presidente le dará a esta importante
cuestión involucra no sólo a los funcionarios que dependen directamente del
gobierno federal, sino que hizo una convocatoria a todos los mexicanos para
transformar al país que significa vencer los rezagos y “mover todo lo que se
tenga que mover: la gente, la mentalidad, las instituciones”.
Pues bien, ante ese llamado, por elemental congruencia, los primeros que
deberían actuar en consecuencia son los funcionarios de todos los niveles,
emanados del partido que postuló al Presidente. Alcaldes, regidores, senadores,
diputados y gobernadores de ese instituto político –pasando también por
titulares de las dependencias estatales y municipales- tendrían que ser
ejemplares ejecutores de la línea que ha trazado el mandatario.
Pero mal empezamos en Sinaloa
si el alcaldes priista de Guasave, Ing. Ramón Barajas López, se ha negado a
atender las peticiones de habitantes de colonias y comunidades organizadas en
el Movimiento Antorchista.
Con maniobras y evasivas, el
presidente municipal ha ignorado las necesidades de miles de sinaloenses que
reclaman agua, drenaje, pavimento y otras necesidades que vendrían a mejorar
sustancialmente el nivel de vida de quienes solicitan estas mejoras y de muchos
otros que, aunque no pertenecen a los grupos antorchistas, se beneficiarían con
tales obras.
Hay algunos casos de
peticiones que se hicieron hace un año, sin que hasta la fecha haya avances.
Tal es el caso de las obras de drenaje de la localidad El Zopilote o la
pavimentación de calles y ampliación de red de agua potable en León Fonseca.
No estoy diciendo que esta
intención de sacudir la forma de hacer política deba ser exclusiva de los
funcionarios emanados del Revolucionario Institucional, sólo que ellos deben
ser quienes pongan el ejemplo. Y por supuesto que un llamado como ese debe ser
atendido por todas las fuerzas políticas del país.
Los antorchistas estamos de
acuerdo con el Presidente de la República, es necesario mover, en el sentido de
transformar, la mentalidad de quienes ostentan cualquier cargo público para
atender, porque es urgente, los rezagos sociales. Es cierta la necesidad de
mover las instituciones, para que la política deje de beneficiar a pequeñas
mafias y tenga un carácter solidario que beneficie a quienes más lo necesitan.
Pero sobre todo, es necesario “mover” el modo de distribución de la riqueza
social, que es la raíz del problema que genera la pobreza, y para lograrlo,
somos los primeros en pedir que se mueva lo que se tenga que mover.
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