Juan Carlos Balderas C.
Vocero de Antorcha en
Sinaloa
Han transcurrido más de 130
días desde que los antorchistas de Sinaloa nos instalamos en plantón frente al
palacio de gobierno, para exigir al gobierno de Mario López Valdez el cumplimiento
de compromisos para atender peticiones de agua potable, de infraestructura
educativa, y de vivienda.
Uno de los problemas más
grandes de Sinaloa es, precisamente, la falta de vivienda. Según datos del
Censo de Población y Vivienda realizado por el Instituto Nacional de
Estadística, Geografía e Informática (INEGI), en la entidad hay 713 mil 142
viviendas habitadas, que incluyen viviendas móviles, (como vagones de
ferrocarril, por ejemplo), refugios y locales no construidos para habitación y
por supuesto, las casas construidas con materiales de desecho o láminas de
cartón; existen en el territorio del estado 709 mil 960 hogares, es decir que
en la diferencia (3 mil 182 viviendas) habitan dos o más familias. El grado de hacinamiento
se vuelve más grave si acercamos la lupa al número de viviendas con más de 3
habitantes que tienen un solo cuarto, que además utilizan como cocina.
Se acerca la fecha en que la
administración estatal cumplirá dos años en funciones, ha transcurrido casi un
tercio del mandato del “cambio” malovista y el más ambicioso de los programas
anunciados desde la campaña, llamado fastuosamente “Cero viviendas de cartón”
debería aproximarse también a una cifra similar, es decir, al 33% de avance. En
el sitio web del gobierno de Sinaloa, se puede ver que este programa tiene un
atraso equivalente a 17 meses de trabajo, de 20 que han transcurrido desde el
inicio de la administración. La atención a esta demanda queda, como se ha
demostrado, en demagogia llana.
Otro ejemplo de esa negligencia
gubernamental es que hace un año ya que el Congreso del Estado autorizó al jefe
del Ejecutivo estatal para que pudiese adquirir un crédito con cuatro
instituciones bancarias por la cantidad de 2 mil 600 millones de pesos y a la
fecha, no se ha ejercido un solo peso de lo destinado a deporte, y en salud y
educación el gasto realizado es nimio.
Hay grandes carencias en el
rubro educativo, que van desde la falta de espacios adecuados, hasta la
necesidad de reinsertar un maestro en una escuela primaria donde la plantilla
anterior era de dos profesores, y contradictoriamente al lema gubernamental de
“Más educación”, fue retirada una plaza dejando solamente un profesor para
atender a los seis grados académicos. Más demagogia.
Por otro lado, leemos en la
prensa, un día sí y otro también, que el gobernador acudió a tal o cual evento
y bailó música de banda con los asistentes; o como ocurrió hace unos días -
ante la caída de su popularidad expuesta en algunos medios de comunicación-
junto con algunos funcionarios visitó el populoso tianguis de la colonia Los
Huizaches a darse “un baño de pueblo”, y regaló ristras de chorizo, algunos
kilos de tomate, aguas frescas y helados a los transeúntes. La figura del
gobernador, que debiera tener cierto grado de formalidad y sobriedad, se exhibe
como si fuera un personaje de la farándula. Nada de esto soluciona los
verdaderos problemas de los sinaloenses humildes, nada de ello mejora su nivel
de vida.
En campaña, Mario López
Valdez hizo la promesa de trabajar para llevar bienestar a los ciudadanos que
menos tienen, pero hasta ahora solo han sido palabras vacías. Lo único que el
pueblo de Sinaloa tiene claro es que tiene regulares dotes de bailarín, pero de
estadista, nada. Si el gobernador quiere realmente contribuir para el progreso
de las comunidades pobres de Sinaloa, todavía tiene un poco más de cuatro años
para comenzar a trabajar verdaderamente y lograrlo, pero ese esfuerzo tiene que
ser decidido y con auténtico compromiso, sin demagogia ni populismo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario