jueves, 30 de agosto de 2012

Populismo y demagogia


Juan Carlos Balderas C.
Vocero de Antorcha en Sinaloa

Han transcurrido más de 130 días desde que los antorchistas de Sinaloa nos instalamos en plantón frente al palacio de gobierno, para exigir al gobierno de Mario López Valdez el cumplimiento de compromisos para atender peticiones de agua potable, de infraestructura educativa, y de vivienda.

Uno de los problemas más grandes de Sinaloa es, precisamente, la falta de vivienda. Según datos del Censo de Población y Vivienda realizado por el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI), en la entidad hay 713 mil 142 viviendas habitadas, que incluyen viviendas móviles, (como vagones de ferrocarril, por ejemplo), refugios y locales no construidos para habitación y por supuesto, las casas construidas con materiales de desecho o láminas de cartón; existen en el territorio del estado 709 mil 960 hogares, es decir que en la diferencia (3 mil 182 viviendas) habitan dos o más familias. El grado de hacinamiento se vuelve más grave si acercamos la lupa al número de viviendas con más de 3 habitantes que tienen un solo cuarto, que además utilizan como cocina.

Se acerca la fecha en que la administración estatal cumplirá dos años en funciones, ha transcurrido casi un tercio del mandato del “cambio” malovista y el más ambicioso de los programas anunciados desde la campaña, llamado fastuosamente “Cero viviendas de cartón” debería aproximarse también a una cifra similar, es decir, al 33% de avance. En el sitio web del gobierno de Sinaloa, se puede ver que este programa tiene un atraso equivalente a 17 meses de trabajo, de 20 que han transcurrido desde el inicio de la administración. La atención a esta demanda queda, como se ha demostrado, en demagogia llana.

Otro ejemplo de esa negligencia gubernamental es que hace un año ya que el Congreso del Estado autorizó al jefe del Ejecutivo estatal para que pudiese adquirir un crédito con cuatro instituciones bancarias por la cantidad de 2 mil 600 millones de pesos y a la fecha, no se ha ejercido un solo peso de lo destinado a deporte, y en salud y educación el gasto realizado es nimio.

Hay grandes carencias en el rubro educativo, que van desde la falta de espacios adecuados, hasta la necesidad de reinsertar un maestro en una escuela primaria donde la plantilla anterior era de dos profesores, y contradictoriamente al lema gubernamental de “Más educación”, fue retirada una plaza dejando solamente un profesor para atender a los seis grados académicos. Más demagogia.

Por otro lado, leemos en la prensa, un día sí y otro también, que el gobernador acudió a tal o cual evento y bailó música de banda con los asistentes; o como ocurrió hace unos días - ante la caída de su popularidad expuesta en algunos medios de comunicación- junto con algunos funcionarios visitó el populoso tianguis de la colonia Los Huizaches a darse “un baño de pueblo”, y regaló ristras de chorizo, algunos kilos de tomate, aguas frescas y helados a los transeúntes. La figura del gobernador, que debiera tener cierto grado de formalidad y sobriedad, se exhibe como si fuera un personaje de la farándula. Nada de esto soluciona los verdaderos problemas de los sinaloenses humildes, nada de ello mejora su nivel de vida.
En campaña, Mario López Valdez hizo la promesa de trabajar para llevar bienestar a los ciudadanos que menos tienen, pero hasta ahora solo han sido palabras vacías. Lo único que el pueblo de Sinaloa tiene claro es que tiene regulares dotes de bailarín, pero de estadista, nada. Si el gobernador quiere realmente contribuir para el progreso de las comunidades pobres de Sinaloa, todavía tiene un poco más de cuatro años para comenzar a trabajar verdaderamente y lograrlo, pero ese esfuerzo tiene que ser decidido y con auténtico compromiso, sin demagogia ni populismo.

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