Juan Carlos Balderas C.
Vocero estatal en Sinaloa
Más allá de la imagen
mediática que nos presentan los spots en los medios de comunicación, a favor y
en su contra, los tres principales candidatos a la Presidencia de la República
cuentan con antecedentes públicos que nos pueden servir para juzgar su posible
desempeño de llegar al máximo cargo de nuestro país.
Digo esto porque en los
medios se proyecta una imagen parcial: la que el propio candidato y su partido
desea difundir acerca de su candidato, o bien, como es el caso del spot
promovido por el Partido Acción Nacional en contra de Peña Nieto, la imagen que
sus enemigos desean que se forme en el público, con el propósito de
desprestigiarlo, de restarle adeptos, esa llamada guerra sucia que tanto
favoreció a Felipe Calderón hace seis años hasta lograr que su partido se
reeligiera, a pesar del mal desempeño de su antecesor Vicente Fox Quezada.
La realidad inocultable de
más de 80 millones de pobres en el país, (52 millones, según cifras oficiales,
de todos modos una cantidad indignante),
pone en entredicho el mensaje promocional de la ex titular de la Secretaría
de Desarrollo Social, Josefina Vázquez Mota, quien aparece en su propaganda
televisiva adjudicándose falsamente la creación del programa Oportunidades, que
como todo el mundo sabe, fue iniciado en el sexenio de Carlos Salinas de
Gortari con el nombre de Programa Nacional de Solidaridad (Pronasol), después
llamado Programa de Educación, Salud y Alimentación (Progresa) y finalmente
Oportunidades. Ese sería suficiente argumento para adjetivar su campaña
mediática como engañosa. Pero hay más. Vázquez Mota utiliza la frase “un México
diferente”, pero sus opiniones expresan la mayor afinidad a la política de Felipe
Calderón: continuar la guerra contra el narcotráfico, tal como permanece hoy en
día, lo cual se traduce en la continuidad de la ola de crímenes que ya alcanza
la cifra de 60 mil.
El “candidato de las
izquierdas”, Andrés Manuel López Obrador no se queda atrás. Una de las ideas
principales de su campaña es el combate a la corrupción, misma que atribuye
exclusivamente a “70 años de gobierno del PRI”, pero se omite intencionalmente
el capítulo de los video escándalos protagonizados por quienes fueron
colaboradores del ex Jefe de Gobierno del Distrito Federal, o el hecho de
sellar -con ayuda de la Asamblea Legislativa del DF, de mayoría perredista- la
información sobre la licitación y el costo del segundo piso del Periférico, en
un plazo de 20 años, hecho que por sí mismo levanta suspicacia.
Ambos candidatos refuerzan
sus discursos con presuntas acciones realizadas en las dos demandas principales
de los mexicanos: el combate a la pobreza y la seguridad. “Cuando fui
secretaria de Desarrollo Social inicié el programa Oportunidades, gracias a
esto mejoraron las condiciones de vida de 24 millones de mexicanos”, dice
Josefina Vázquez en uno de sus spots. “Me comprometo con ustedes a que nuestro
gobierno dará seguridad a las familias de México, tenemos experiencia, ya lo
hicimos en el DF”, señala López Obrador en el propio, aunque fue precisamente
ese renglón uno de los más cuestionados durante su administración como Jefe de
Gobierno, en la cual se dieron hechos muy lamentables como el linchamiento de
dos policías federales en San Juan Ixtayopan, de la delegación Tláhuac – del
cual los medios dieron un seguimiento amarillista que incluyó en vivo, la
salvaje golpiza que ocasionó la muerte a ambos agentes- que provocó la remoción
de sus cargos al entonces titular de la Secretaría de Seguridad Pública del
Distrito Federal, Marcelo Ebrard Casaubon y al comisionado de la Policía
Federal Preventiva, José Luis Figueroa.
En los anuncios
propagandísticos de Enrique Peña Nieto encontramos algo distinto. Su campaña no
se basa en recordar directamente la realización de obras o acciones de gobierno
durante su mandato en el Estado de México. La frase “Yo sí cumplo” lo encierra
todo. No es necesario mencionar específicamente cada uno de los 608 compromisos
realizados para expresarles a los ciudadanos el trabajo desempeñado.
Tácitamente, Peña Nieto da mayores muestras de trabajo y menos de polémica que
sus oponentes. Es precisamente por eso que el ataque del panismo va dirigido
ahí, para poner en duda la veracidad de las acciones de gobierno y la palabra
misma del abanderado priista.
Personalmente, me consta la
realización de algunos de esos compromisos, como el Hospital Materno Infantil
de Chimalhuacán, con una infraestructura de 60 camas, 8 consultorios, 3
quirófanos, 2 salas de expulsión neonatal, cuneros y área de terapia intensiva, entre otras áreas de especialidades médicas,
que fue entregado a la población el 20 de julio de 2011.
En todo caso, habrá que
recordar que la estructuración de la propaganda política y del “mensaje
deseado”, es decisión de las agencias especialistas en marketing, quienes
utilizan frases perfectamente planeadas para hipnotizar hasta al individuo más
aislado, convirtiéndolo en parte de una multitud que reacciona primero como
espectador y después como elector.
No hay en las campañas
pronunciamientos concretos acerca de cómo resolver cuestiones fundamentales
para el país, como lo es la pobreza y el desempleo; no hay debate de ideas,
sino meras confrontaciones que se parecen más a una telenovela, en la que se
exalta una visión maniquea: “yo soy el bueno y los otros, los que me agreden,
son los malos”, o bien “él es el malo, por eso se justifica mi agresión”.
La lucha preelectoral se
convierte así en una lucha de significaciones mediáticas, en conceptos planos
concebidos a base de la repetición de un mensaje para “posicionarse” en el
elector.
El adagio bíblico: “por sus
frutos los conoceréis” aplica redondo en este caso. Pero fanáticos no faltan.
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