Mucha gente
pensó que a partir del uno de enero pasado, fecha en que Mario López Valdez
asumió la gubernatura de Sinaloa, las cosas iban a ser mejores. Durante su
campaña, el ex alcalde de Ahome y ex Senador de la República, hizo promesas que
atrajeron la simpatía del electorado, por su justeza incuestionable y por las
necesidades específicas del estado. Pero una vez más, el dedo con atole.
Hay una
falta de correspondencia entre las promesas de aquellos días y las acciones de
hoy en que la pobreza en la entidad rebasa, según cifras oficiales, el millón de seres humanos –aunque
otros estudios indican que son más de 2 millones 150 mil sinaloenses pobres-.
Como botón
de muestra, la paciente espera de maestros, estudiantes, solicitantes de
vivienda, habitantes de colonias populares y campesinos pobres de los
municipios de Culiacán, Guasave, Mocorito, Choix, Ahome y el Fuerte, agrupados
en el Movimiento Antorchista, quienes, desde el inicio de la actual
administración estatal, hemos solicitado una audiencia con el mandatario para
que se solucionen viejos problemas de obras y servicios, sin embargo, hasta el
momento no han recibido siquiera la posibilidad de la entrevista.
Se trata de
peticiones elementales y nada onerosas, como la compra de terrenos para que 700
familias de Culiacán, Guasave y Los Mochis, puedan contar con una vivienda
propia. Esta petición no tiene un costo para el erario, ya que se trata de
créditos que los beneficiarios pagan a través de programas del Instituto Estatal
de Vivienda.
Se pide
también que se realicen obras de electrificación en dos preparatorias de
Culiacán y El Fuerte, que en conjunto alojan a más de 700 estudiantes. Muchos
de ellos aún toman clases en aulas provisionales de lámina y madera, y los más
afortunados tienen que soportar las elevadas temperaturas que en estos días han
rebasado los 45 grados Celsius. En ambos casos, las obras requieren solamente
de dos cosas: una pequeñísima inversión para instalar transformadores que
soporten la carga eléctrica propia de una escuela y la voluntad de los
funcionarios de la Secretaría de Educación Pública y Cultura para resolver el
problema. Nada más.
Una de las
dos variables que en los estudios –oficiales e independientes- determinan el
aspecto cuantitativo de la pobreza es la cantidad de carencias que padecen los
ciudadanos en lo que se refiere a salud, educación, seguridad, vivienda y
servicios básicos (agua potable, drenaje, pavimentación, electricidad). A esto
se enfocan las peticiones para que el gobierno del estado realice obras de
infraestructura en colonias populares y comunidades rurales e indígenas. La
medición de la eficacia de un gobierno de cualquier nivel, está en la solución
de este tipo de problemas, que son los que más afectan a los ciudadanos. Un
gobierno sensible e inteligente estaría enfocado a mejorar el nivel de vida de
quienes menos tienen, sobre todo al conocer las estadísticas de pobreza.
¿Qué le
queda a la gente por hacer ante su condición de desposeído, sin un techo donde
alojar a su familia, o sin agua, o con agua pestilente y contaminada como la
que sale de las tomas domiciliarias en comunidades rurales de los municipios de
El Fuerte, Guasave y Mocorito? ¿Qué les queda por hacer a los que tienen años
padeciendo rezagos sociales por mala atención de gobiernos mediocres? Las únicas
armas que tiene el pueblo son la lucha organizada y la protesta pública. Los
antorchistas de Sinaloa salimos a las calles el pasado viernes en una marcha
que buscaba que se nos concediera audiencia con el gobernador para pedirle que
se resuelvan nuestros problemas. Pero sólo recibimos una fría indiferencia.
¿Por qué no
hubo atención? No lo sabemos a ciencia cierta. Pero solamente son posibles dos
hipótesis: que los funcionarios estatales no están a la altura de las
intenciones del gobernador para mejorar las condiciones de vida de los
sinaloenses pobres; o bien, que haya una política, diseñada por el propio Mario
López Valdez, para no atender los reclamos sociales. Nosotros confiamos que es
la primera opción y que el gobernador sabrá resolver nuestras necesidades. Por
eso volveremos a las calles el próximo jueves 22 de septiembre, con muchos más
campesinos, colonos, amas de casa, estudiantes y solicitantes de vivienda, para
continuar solicitando audiencia con el gobernador.
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