lunes, 21 de febrero de 2011

Sonora: Una ventana a la situación nacional

Marco Antonio Lázaro Cano
Dirigente Estatal

Como en un haz de luz se concentran los 7 colores del espectro, en lo que ocurre en el norteño estado de Sonora, se revelan con toda nitidez los principales problemas económicos que inciden en la vida nacional.
Ciertamente el Presidente de la República se ufana de haber logrado en la economía del país un crecimiento del 5% en el 2010, y lo proclama como quien descubre un nuevo continente. No refiere, pues eso echaría abajo toda su alegría, que en el 2009 se tuvo un decremento del 6% en el mismo concepto, es decir, que si la aritmética elemental no miente, todavía nos debe a los mexicanos, que vía impuestos le pagamos su salario, un punto porcentual de crecimiento, respecto al PIB con que cerró México en 2008. No hay crecimiento, esa es la verdadera y dura realidad.
El presidente Fox, el presidente “del cambio”, el de la tan alabada “transición democrática”, prometió un 7% de crecimiento, llegó al 2.3%. El más bajo en muchísimos sexenios. Y Felipe Calderón Hinojosa, la continuación del cambio, suponiendo sin conceder, que logre el crecimiento que vaticinan los organismos oficiales, del 4.5% en el presente año y uno similar en el siguiente, si acaso estará alcanzando el mismo crecimiento que su antecesor.
Y si bien puede haber  -así lo demuestra la historia de Inglaterra y de todos los países capitalistas, incluido el nuestro- crecimiento económico sin desarrollo, es decir, sin el mejoramiento del nivel de vida de las grandes masas; la contraria, es casi imposible. Si los dueños del dinero no reparten mejor la riqueza cuando hay abundancia, menos, mucho menos lo van a hacer cuando no hay crecimiento económico.
Y eso es lo que está ocurriendo en México, digan lo que digan los políticos del sistema y sus aduladores.
En efecto. El 2010 cerró con una tasa de desempleo de 5.6 %, la más alta en 24 años. Y aunque el Secretario de Hacienda, Ernesto Cordero, se hizo lenguas en Davos, presumiendo que en 2010 se generaron 750,000 empleos y que en este año se esperan 650,000; no aclaró que la necesidad de empleos nuevos es de 1,200,000, cada año; y que hace ya 30 años que en nuestro país no se alcanza el número de plazas que se requieren.
¿Qué ocurre cada año con los otros cientos de miles, que no tienen la “fortuna” de encontrar un empleo formal mal pagado, que son los que hay en México?. Más de 12 millones de trabajadores - más sus descendientes- se encuentran en Estados Unidos, y el año pasado enviaron a nuestro país 21 mil millones de dólares, cantidad muy superior a las divisas que genera el turismo y sólo superada por los ingresos que resultan de la venta de petróleo.
Otros, menos afortunados, forman en las filas de las actividades ilícitas: 35 mil muertes violentas es el acumulado sangriento en lo que lleva la administración de Felipe Calderón. El gobierno no quiere aceptar que, como una ley inexorable, los períodos de depresión económica van siempre acompañados de incrementos en los niveles de delincuencia.
Los Estados Unidos, la informalidad, la mendicidad o, de plano, la delincuencia, son los caminos que le quedan a las capas empobrecidas de nuestra población. Mientras, los pocos que tienen trabajo, lo tienen con salarios reales cada vez más bajos. La presión que ejerce la inconformidad y la irritación social es cada día mayor.
Sin embargo, como ocurre en Sonora, las clases gobernantes parecen no darse cuenta de que el horno no está para bollos.
Estuve en Sonora el pasado 17 del presente y, junto con otros mil 200 sonorenses, escuché los reclamos de un pueblo  –Puerto Libertad- porque su Presidente Municipal se niega a cumplir el compromiso asumido ante ellos de permitir que la comunidad elija su propio Comisario Municipal y porque el gobierno estatal, que tiene todos los instrumentos para hacerlo, se niega a intervenir en el asunto; a viejos ferrocarrileros de Empalme, curtidos por el trabajo y la lucha, alzar su voz para reclamar al gobernador que no les ha cumplido lo que dijo en campaña: que resolvería lo de sus indemnizaciones; a indígenas ejidatarios de Tesia, Navojoa, gritar frente al palacio de gobierno, valientemente, -cito textualmente- “¿Qué ha hecho por nosotros el gobernador? Tratar de despojarnos de nuestras tierras.” Les faltó agregar que ha hecho otra cosa por ellos: meterlos a la cárcel, pues Presidente, Secretario y Tesorera del Ejido de Tesia fueron encarcelados y sólo pudieron salir pagando elevadas fianzas que juntaron sus compañeros ejidatarios; a los tianguistas de Guaymas, denunciar que su presidente municipal los retiró del centro y quiere replegarlos a donde no “afeen” el paisaje urbano, aunque se mueran de hambre por no vender nada; a los pepenadores de Hermosillo, protestar porque, con medidas unilaterales, el gobierno municipal les recorta sus misérrimos ingresos; a los ecotaxistas de Nogales exigir algunas concesiones para trabajar y ganar su sustento.
¿Cómo respondió a estos reclamos el gobierno? Como ha respondido al plantón que estas víctimas de nuestro sistema económico y político tienen instalado desde hace casi un mes: con la más absoluta indiferencia.
Cuidado, parece que los políticos nacionales han caído en esa enfermedad propia de la decadencia de un sistema, que consiste en dejar de percibir la realidad, por evidente que esta sea: Trosky revela las similitudes entre Luis Capeto y Nicolas Romanov, antes de perder el poder. El primero de ellos, el día de la gran revolución francesa, no tuvo mayor preocupación que la de ir a cazar, y al escuchar los ruidos de la población en tumulto, sólo acertó a preguntar con indiferencia: -¿Qué ocurre? ¿Un motín?, a lo que sus ayudantes le respondieron: no señor, es una revolución. Días después, rodaba su cabeza.
Cuando las masas depauperadas no encuentran en los encargados de resolver sus problemas ninguna disposición a hacerlo, sino sólo indiferencia, se corre el riesgo de que, más temprano o más tarde, esas mismas masas se ocupen ellas mismas de resolverlas, por vías plebeyas. El gobierno de Sonora debería entenderlo así y responder con inteligencia y con justicia a los muy legítimos reclamos de sus gobernados.

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