martes, 25 de enero de 2011

En defensa de la Preparatoria Rafael Ramírez

Marco Antonio Lázaro Cano
*Dirigente estatal en Sinaloa
Tan mal están las cosas en nuestro país y en nuestro estado, que tal parece que toda iniciativa popular, así sea la más noble y pertinente, está condenada a sufrir los embates de las “sacrosantas” instituciones establecidas que, no teniendo nada de apolíticas ni de asépticas como presumen, se lanzan con toda su fuerza a destruirla, si estorba o afecta a los intereses políticos de los detentadores del poder.
Esto está ocurriendo con el proyecto educativo denominado: Preparatoria “Rafael Ramírez”, de la colonia Los Huizaches, en Culiacán, Sinaloa.
Ésta y las colonias circunvecinas del Sur de Culiacán, constituyen los suburbios obreros de la ciudad capital: calles sin pavimento, comercio informal, tianguis gigantescos, en fin, el duro y verdadero rostro de la pobreza y de las condiciones en que viven los pobres de nuestra patria, lejos, muy lejos de los melifluos discursos de los gobernantes. Las noticias que encuentra uno en la internet acerca de sus habitantes tratan de muertes, drogadicción y delincuencia.
Pues bien, recogiendo el reclamo de los vecinos de estas colonias, hace 16 años -en 1995-, un grupo de profesores y padres de familias peregrinaron ante todas las instituciones encargadas de brindar educación: Universidad Autónoma de Sinaloa (UAS), Colegio de Bachilleres, Secretaría de Educación Pública Federal y Estatal, solicitando la apertura de una escuela de nivel medio superior, inexistente en el rumbo y, por tanto, muy necesaria. Con “argumentos técnicos irrefutables”, todos dieron su negativa.
En el caso de la UAS hubo una diferencia. Primero dijo que sí, y pidió como requisito que el predio (de 5,000 metros cuadrados) se escriturara a su nombre, luego, argumentado una instrucción de la ANUIES, se negó a la apertura pero no devolvió el predio, con el argumento jurídico de que, conforme a las leyes del estado, la Universidad no puede bajo ninguna circunstancia perder ni un metro de su patrimonio.
Al fin, la comunidad logró, en el 2001, que el gobierno estatal autorizara la Preparatoria Rafael Ramírez, con clave de particular incorporada, pero dotándola de un pequeño subsidio que aún recibe, para apoyar a los maestros, puesto que no es una institución de lucro. Jurídicamente solo quedaban 800 metros libres,  que se escrituraron a favor de la SEPyC del estado, aunque físicamente la Rafael Ramírez siempre ha ocupado la totalidad del predio, es decir, la suma de los dos.
La única manera de resolver este problema, no generado por la preparatoria, sin transgredir la normatividad vigente era conseguirle un terreno a la UAS que se le permutara por el que ocupa la Rafael Ramírez, de modo que aquella no perdiera terreno. Eso se lograría si el municipio o el estado donaban dicho terreno. El municipio siempre se manifestó de acuerdo con ello y por años se trabajó en esta solución del problema. Todavía en diciembre del año pasado, el edil de Culiacán y el Rector de la UAS, uno personalmente y otro a través del Abogado General de la Universidad, manifestaron su disposición a resolverlo así.
Sin embargo, a menos de quince días de haber asumido el cargo, el nuevo edil de Culiacán, Héctor Melesio Cuén Ojeda, quien fuera rector de la Universidad y a quien los medios acusan de seguir manejándola en los hechos, envió a funcionarios de su gobierno, quienes acompañados de representantes de la UAS, se apersonaron en el terreno que ocupa la Rafael Ramírez para “informar” que en la semana que corre iniciaría la construcción de la preparatoria de la Universidad. ¿A dónde se irían los más de 200 alumnos que toman clases ahí? ¿Qué ocurriría con la Rafael Ramírez que vería truncada la posibilidad de contar con cancha, laboratorios, biblioteca, es decir, de completar sus instalaciones? Eso no les importa en absoluto a los respetables funcionarios de la educación. Simplemente espetaron: “venimos a lo que es nuestro y no necesitamos permiso de nadie”.
Necesario es informar, para que se sopese el tamaño de la injusticia que se pretende cometer, que la Preparatoria Rafael Ramírez es un proyecto educativo exitoso. Cada año avanza en la construcción de sus instalaciones y en la matrícula atendida; el ciclo 2009, por ejemplo, arrancó con 350 estudiantes, y el 2010 lo hizo con 430. Y avanza a pesar de condiciones muy difíciles, todavía con 4 aulas precarias y percibiendo sus maestros la cuarta parte de lo que percibe un profesor de ese nivel en el sistema educativo, y sin gozar de ninguna prestación.
Pero todo ello, repito, importa menos que un comino a los señorones del poder. A ellos lo único que les interesa es sembrar en el populoso y empobrecido sector Sur de la ciudad un bastión (y que mejor que con prestigio de educadores) desde el cual hacer en el corto y mediano plazo política, pero no política noble, de altura, en bien del pueblo y del país, sino política barata, a través de la cual solo buscan cargos, poder y dinero para beneficio personal, familiar o de grupo. Y si alguien piensa que es mi imaginación que vuela demasiado, los invito a revisar en que se han convertido el rectorado y las escuelas de la máxima casa de estudios de Sinaloa en los últimos años.
Los padres de familia, estudiantes y maestros de la preparatoria, dirigidos por el Movimiento Antorchista, no se hacen ilusiones: saben que a una fuerza, aunque movida por intereses mezquinos, solo la puede parar otra fuerza de signo contrario. Ya se preparan, pues, para defender con todos los medios a su alcance  este proyecto educativo independiente: la Preparatoria Rafael Ramírez.

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