domingo, 16 de enero de 2011

Coordinadoras Regionales, instrumentos de lucha en manos del pueblo pobre

“Dos linajes hay en el mundo, que son el tener y el no tener”
Marco Antonio Lázaro Cano
*Dirigente estatal en Sinaloa

Los comités estatales de la región Noroeste del país: Sinaloa, Sonora, Baja California y Baca California Sur, han conformado un nuevo organismo en la estructura organizativa del Movimiento Antorchista: la Coordinadora Regional Noroeste.
Este organismo ha nacido, como todos los de la agrupación, como resultado de las necesidades propias del crecimiento y desarrollo de la misma. No será, por tanto, ni un membrete vacío ni un pesado ente burocrático que haga lenta y farragosa la labor de dirección del trabajo, que no es otro que defender los intereses más sentidos de los desposeídos de nuestra patria y, al mismo tiempo, educarlos en la participación activa y crítica en la vida económica, social y política de la misma.
Y, como cualquiera que conozca de política o de lo que significa la cooperación entenderá, no se trata de una simple suma de fuerzas –que si solo ello fuera se ganaría bastante-, sino de un acto sinérgico, es decir, un acto en el cual la fuerza y la representatividad de cada uno de los estatales se potencia y la fuerza resultante  se pone al servicio de las necesidades de cada uno de los grupos antorchistas de cada entidad.
Dicho en otras palabras, los gobiernos municipales, estatales y las delegaciones del federal, de ahora en adelante, tratarán en cada planteamiento concreto de los antorchistas de cada entidad no con el estatal en cuestión sólo, sino con la Coordinadora del Noroeste. La vieja lección de que una vara delgada fácilmente se quiebra, pero muchas unidas en un haz, resulta imposible romperlas, aplicada a la lucha política.
Este organismo ya ha hecho sus primeros ensayos, estuvo presente en la triunfante lucha de los guaymenses y empalmenses en contra de los abusos de la CFE, recientemente librada; lo estuvo también en el plantón de 35 días que los colonos pobres sostuvieron frente al gobierno de Jesús Aguilar Padilla, recientemente relevado; y otro tanto en la brega que libran los colonos pobres de la Baja Sur, en donde, a un lado de los opulentos desarrollos turísticos y grandes hoteles de lujo, los trabajadores se ven obligados a vivir, literalmente, como cabras montaraces,  entre los peñascales, sin ninguno de los servicios más elementales de la existencia humana moderna.
Nace, además, en tiempos difíciles para los trabajadores, en los cuales sólo los ahítos y los beneficiados por el sistema (circula una nota en que se le atribuye a Slim un crecimiento en su fortuna en más de 14,000 millones de dólares en 2010, con lo que, de ser cierto, llegaría a 70,000 millones de dólares concentrados en una sola persona), pueden ver síntomas de mejoría en la vida de los mexicanos. Y no todos, pues en el seminario Perspectivas económicas para 2011, verificado en el Instituto Tecnológico Autónomo de México, el presidente de la Comisión Federal de Competencia, Eduardo Pérez Mota, aseguró que “el estado mexicano ha sido capturado por grupos de poder y buscadores de rentas y ha perdido su capacidad para conducir la economía por una senda de crecimiento con equidad”; mientras el director del Grupo de Economistas Asociados, Ernesto Cervera dijo, en el mismo foro “México tiene una incapacidad comprobada en los últimos 30 años para generar los 1.2 millones de empleos anuales que requiere el país”.
Mientras los voceros del gobierno tañen campanas anunciando el fin de la crisis, dando la bienvenida al crecimiento económico y saludando a los empleos supuestamente generados; los que pertenecen al linaje de no tener, más que la fuerza de sus brazos para poder sobrevivir, despiden el año que se va y reciben el que llega, con ¡dos pesos de aumento al salario mínimo!, pero eso sí, con el incremento a las gasolinas, al transporte, y al único alimento para millones de familias: la tortilla.
No hay duda, la clase política gobernante ha demostrado más que claramente su incapacidad para llevar al país al camino del crecimiento con bienestar para las masas populares, de la seguridad y de la paz, condiciones de vida que tanto anhelan las familias mexicanas. Experiencias recientes y cercanas como la de Brasil, quizás demuestren que es tiempo de que cedan su puesto a los trabajadores mexicanos.
Es en este contexto que saludo el nacimiento de la Coordinadora Regional como a un intento plausible de unir a los trabajadores bajo una bandera común: la defensa de sus intereses, en la lucha contra un enemigo que también es común, aunque cambie de nombre y de traje según el lugar. Hago un llamado a los antorchistas de los cuatro estados, a que unamos nuestros pensamientos y nuestras acciones a las luchas que nos señale la Coordinadora, tensando nuestras fuerzas, llenos de convicción.

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