martes, 8 de marzo de 2011

Día Internacional de la Mujer

Juan Carlos Balderas C.
Vocero Estatal de Antorcha

El mundo celebra hoy el Día Internacional de la Mujer, establecido por la Organización de las Naciones Unidas desde 1975, con motivo de conmemorar la muerte de 129 mujeres obreras que perecieron en un trágico incendio ocurrido en 1908 en la fábrica textil Cotton de Nueva York, luego de encerrarse en su centro de trabajo como una forma de protesta por los abusos patronales y en busca de mejores condiciones laborales.


Este episodio forma parte del capítulo de la historia en el que la mujer está directamente vinculada al trabajo, pero con algunas restricciones que hoy en día se han suprimido. Durante siglos, el género femenino sólo era admitido para procrear, cuidar a los hijos y la casa sin ser consideradas para tomar ningún tipo de decisiones tanto dentro de la familia como en la sociedad civil.

Pero, ¿cuál es el origen de esta condición desigual?, ¿en qué momento se parte la historia dividiendo a hombres y mujeres? Los estudios de antropología realizados por Lewis Henry Morgan, detallados en su libro The Ancient Society (La Sociedad Antigua), nos llevan a recordar la época en que los hombres vivían en tribus nómadas, en la que los lazos consanguíneos sólo eran reconocidos hacia la mujer, es decir, a las madres, época que algunos historiadores llaman matriarcado, “el estudio de la historia primitiva nos revela un estado de cosas en que los hombres practican la poligamia y sus mujeres la poliandria y que, por consiguiente, los hijos de unos y otros se consideran comunes”. El matriarcado no era, por tanto, como algunos lo conciben, la época en que las mujeres dominaban o tenían el poder político, pero tampoco era la época en que las mujeres vivieran condiciones de desigualdad en relación con el sexo masculino, pues, además de tener los hijos, desarrollaban tareas productivas sencillas como la recolección de frutos para contribuir en la alimentación de la tribu.

La necesidad de mayores cantidades de alimento, a la par del conocimiento empírico de la naturaleza, acumulado durante siglos, hizo al hombre descubrir la agricultura, por vez primera el ser humano desarrolla técnicas para hacer producir la tierra, con ello surge el oficio de agricultor, el más antiguo del mundo. Ese descubrimiento hace al hombre sedentario, que ya no tiene la necesidad de recorrer grandes distancias en tribu para encontrar alimentos que se limitaban a la caza de animales y la recolección de frutos silvestres. Pero para vivir en un solo lugar y usufructuar el producto de la tierra, era necesario crear una figura que protegiera el territorio recién habitado.

Paralelamente a la propiedad privada de la tierra, el hombre creó el Estado, como figura legal que garantizara la armonía entre los poseedores de dicha propiedad, y que además castigara a quienes pretendieran violentarla. Las luchas entre tribus por la propiedad de la tierra se desarrollaron durante muchos años y tuvieron como consecuencia una etapa histórica conocida como el esclavismo. Era sencillo, los ganadores poseían la tierra, los perdedores eran despojados y obligados a trabajar como esclavos. Hasta ese momento no existía la familia con la estructura que conocemos hoy en día, y sobre todo porque las mujeres seguían siendo colectivas. Pero la propiedad privada de la tierra y de las herramientas para trabajarla (medios de producción), trae consigo la necesidad de heredar. Esa necesidad de transmitir generacionalmente la propiedad privada acumulada lleva a la creación del matrimonio en colectivo, sin embargo, éste sufrió modificaciones de tal especie que el círculo comprendido en la unión conyugal común, que era muy amplio en su origen, se estrecha poco a poco hasta que, por último, ya no comprende sino la pareja aislada que predomina hoy, de manera tal que el hombre pudiera tener la certeza de que, a quienes hereda sus bienes, serían sus descendientes consanguíneos. (De ahí la palabra patrimonio, porque los bienes son transmitidos por el padre.)

Una de las injusticias que ha padecido la mujer a lo largo de la historia, es el abuso sexual, que comienza por el comercio carnal.  Federico Engels, en su libro “El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado”, destaca los estudios de Morgan cuando explica el heterismo como “el comercio extra conyugal, existente junto a la monogamia, de los hombres con mujeres no casadas (…) El heterismo es una institución social como otra cualquiera y mantiene la antigua libertad sexual en provecho de los hombres. De hecho no sólo es tolerado, sino practicado libremente, sobre todo por las clases dominantes, repruébase la palabra. Pero en realidad, esta reprobación nunca va dirigida contra los hombres que la practican, sino solamente contra las mujeres; a éstas se les desprecia y se les rechaza, para proclamar con eso una vez más, como ley fundamental de la sociedad, la supremacía absoluta del hombre sobre el sexo femenino”.

Este dominio continuó por siglos, el hombre seguía viendo en la mujer un simple objeto sexual, con más obligaciones que derechos. Esta situación de abuso y discriminación se padecía desde el seno familiar, por lo que su extensión hacia el resto de la sociedad era una consecuencia lógica. Precisamente esa condición de abuso fue la que generó una nueva modalidad de familia moderna encabezada por una mujer, madres solteras y divorciadas ante esa necesidad básica que es la de sobrevivir, la mujer se ha ido abriendo paso primero en el campo de lo laboral y de educación y como consecuencia en todos los demás. Hoy en día, hablar de la equidad de género es tema común del que muchos hombres compartimos su sentido justiciero.

La mujer jugó durante mucho tiempo el papel de esclava, a pesar de la abolición de ésta; por ello, en la conmemoración del Día Internacional de la Mujer, los antorchistas reconocemos en nuestras compañeras de lucha su decidido aporte a la construcción de la sociedad, valoramos su inmensa ternura, creatividad, capacidad de trabajo, inteligencia y contribución al logro de las transformación de nuestra sociedad. El mundo de hoy no pudiera existir con sus significativos avances técnicos, científicos, sin la contribución del ser que complementa al hombre en cada una de sus realizaciones, con aciertos y desaciertos. Sin la mujer no hay vida, alegrías ni satisfacciones.

No hay comentarios:

Publicar un comentario